Noticias de Bolivia

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Nombre: Mestizo
Ubicación: Buenos Aires, Argentina

Licenciado en Ciencias de la Comunicación(UBA).Hice la Maestría de Periodismo Clarín-Universidad de San Andrés.Trabaje en Clarín,en la seccion de Deportes y Ciudad.También soy redactor en Vocero Boliviano una publicación mensual dirigida a la comunidad boliviana en Buenos Aires y actualmente trabajo en el periodico EL DEBER de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en la sección de Economía. CONTACTOS: jcsalinas@eldeber.com.bo jcsalinascortez@gmail.com jcsalinascortez@yahoo.com.ar

lunes, agosto 28, 2006

Santa Cruz- Bolivia

Trabajar en dos ruedas por la ciudad de Montero


Juan Carlos Salinas Cortez


Para el que llega por primera vez a Montero lo primero que llama la atención es el ruido incesante de motos. Filas de motos apostadas en las esquinas que ofrecen llevar por 1,50 bolivianos a todo aquel que no tenga vértigo a la velocidad. Otro dato que también llama la atención es que ninguno de estos trabajadores del transporte use casco como protección.

Sobre este tema Juan de Dios, de 36 años, presidente desde hace cuatro años de la Federación de Mototaxi 21 de julio, explicó que: “Como primera medida exigimos que todos los mototaxistas tengan su licencia para conducir, luego que todas la motos lleven un número de identificación para acabar con la delincuencia y ser mejor mirados en Montero y para fines de este año y principios del otro se va implementar que todos usen el casco, va ser una obligación, personalmente ya charle con el administrador de la importadora Leman para que nos provea de unos 4.000 casco, igual seguimos buscando nuevas alternativas para mejorar los precios”, destacó Juan de Dios.

En Montero diariamente unos 4.500 mototaxistas salen a la calle en busca del deseado pasajero, para muchos de ellos esta es la única fuente de ingresos y su único trabajo estable. Estos 4.500 trabajadores están divididos en 40 asociaciones, 12 cooperativas y 2 sindicatos. Sin embargo esta cifra sube a 6.000 si se cuenta a los mototaxistas que no están asociados a ninguna institución. Estos son los denominados “pirañas”, para el titular de la Federación de mototaxistas de Montero los “pirañas” dan una mala imagen al sector son personas que por un motivo u otro no están en regla. “No cuentan con sus respectiva licencia, sus motos no están identificadas y por eso no tienen una parada fija y tiene que dar vueltas y vueltas. Tomar esas motos no es seguro para el pasajero”.


Montero conocida por su industria azucarera y por la producción de alcohol, en las motos encuentra una identidad particular de trabajar. En Lima están las motonetas que llevan hasta cuatro pasajeros, en Buenos Aires los motoqueros que distribuyen correspondencia, acá los mototaxistas. Una vez más llama la atención como la necesidad no conoce de fronteras.



“Muchas veces salgo con el corazón en la mano”


El montereño Daniel Aguilera de 25 años hace año y medio que en su Hoada modelo 2004 CG 125, sale de lunes a sábado a ganarse la vida. Empieza desde las 6 hace un alto a las 12 y vuelve a las 2 para finalizar las 6 de la tarde. Cansado de los trabajos temporales y apurado por la necesidad Daniel eligió ser mototaxista. “El único trabajo que da diario es la moto, en un buen día gano 40 bolivianos neto, descontando la comida y el gasolina que son 15 bolivianos diarios”, afirma este simpatizante del club Guabirá.

Para el buen convivir entre los miles de mototaxistas Daniel explica que cada uno respeta su turno de llegada, nadie se adelanta, nadie compite de manera desleal. “Yo estoy asociado a Taxis Norte por eso tengo mi parada y debo respetar las reglas, además al estar asociado mi moto esta identificada, tengo licencia para conducir y eso es más seguro para el pasajero”.
Daniel se resiste a dejar su Montero natal, no le seduce trabajar en Santa Cruz y menos viajar a otro país, sostiene que en Monteros se puede vivir que hay tranquilidad, aunque muchas veces: “Este trabajo es bien arriesgado uno puede salir un día pero no sabe si vuelve, uno esta pensando en que esquina lo pueden chocar, muchas veces salgo con el corazón en la mano. Por eso le pedimos a la gente que nos respete porque esta es nuestra única fuente de trabajo y no es fácil trabajar en esto”.

martes, agosto 22, 2006

En Bolivia

Cultura en las alturas de La Paz

Juan Carlos Salinas Cortez


A 15 kilómetros de la ciudad de La Paz y a más de 4.300 metros sobre el nivel del mar, en la ciudad de El Alto, cerca de la localidad de Rosas Pampas, se encuentra Intervida una ONG de origen español, que desde 1993 esta en Bolivia y que en su trabajo diario atiende alrededor de 60 mil niños, a los que brinda un lugar alternativo a las frías y transitadas calles de esta localidad de Bolivia.

Edgar Centeno Chavarría, encargado de coordinar distintos proyectos, explicó que Intervida trabaja especialmente con mujeres, niños y jóvenes. “Estos son los sectores más vulnerables y es por eso que nuestra tarea es contenerlos, escucharlos y aprender de ellos”, aseveró.Desde el 2004 esta organización tiene como interés el área de la cultura, sobre este punto Centeno Chavarría sostuvo que la tarea es brindar una oportunidad, hacer un diagnostico y promover la revalorización de las distintas expresiones culturales de niños y jóvenes.

En la sede de la ciudad de El Alto - las otras tres son Tinku Uta en Viacha, Mururata en el Distrito 3 y Jikisiñataki en Tiwanaku- la Directora del Centro Cultural Inti Marka Teresa Guarachi indicó que era necesario contar con un espacio para la cultura y más en una ciudad donde este tipo de lugares son escasos. “La idea es brindar distintas alternativas, nosotros contamos con una biblioteca, una sala lúdica para los más pequeños, una sala de computación, un café cultural y un espacio para practicar danza y actividades plásticas”.

Cuando se le consulto desde que óptica Intervida entendía la cultura, Guarachi sostuvo que desde una visión muy amplia “pues en El Alto conviven las tradiciones andinas pero también hay expresiones propias de toda gran ciudad”, puntualizó.La ciudad de El Alto cuenta con casi 800 mil habitantes y es el producto de décadas y décadas de migración interna. Miles de campesinos de La Paz, Oruro y Potosí se asentaron a las orillas de la gran ollada (así denominan a la ciudad de La Paz), y con el tiempo formaron otro enorme centro urbano donde predomina la población joven.

En un estudio realizado por el área cultural de esta ONG se detecto que ante la falta de espacios los jóvenes se unen para formar grupos de pertencia. Así se calculo que hay 400 pandillas en esta ciudad (en Bolivia las pandillas no son necesariamente son sinónimo de violencia) donde miles de jóvenes comparten gustos musicales, maneras de vestir, formas de hablar y muchas veces se apropian de los espacios públicos para poder manifestarse.

Frente a esta realidad Guarachi sostiene que es necesario acercarse a estas pandillas y ofrecerles un espacio concreto donde ellos puedan expresarse y si es necesario salir a la calle. “Salimos a la calle en el festival Ayllus urbanos que hicimos el año pasado en este encuentro se rescato lo andino y lo moderno y se pudo observar que los jóvenes tienen mucho por decir y mucho por mostrar”. Por otra parte Guarachi afirmo que la comisión de cultura esta formada por niños y adolescente, pues la idea es que los jóvenes participen activamente de eso que se llama cultura.Cultura que va desde aprender a tocar un charango, leer un cuento, pintar, bailar música moderna, tallar una escultura, escuchar jazz o leer un poema. Esa es la propuesta de Intervida y de su área cultural. Una alternativa híbrida y mestiza como las necesidades de los jóvenes alteños.