Opinión
Que nadie pierda el tren
Mariana Prado Noya*
www.laprensa.com.bo
El transporte público permite que todos aquellos que no tienen la ventaja (y también el gran dolor de cabeza) de tener coche propio realicen sus diversas actividades y dinamicen la vida de nuestra compleja urbe. No es de extrañarse entonces que cualquier situación relacionada a este servicio llame la atención de la ciudadanía, desde las discusiones respecto del “quinto pasajero” hasta la fijación de tarifas. Ahora, la manzana de la discordia entre la Alcaldía de La Paz y los transportistas es el tren eléctrico que unirá la zona central con el sur de la ciudad.
El encarar proyectos de esta magnitud siempre genera controversia —hecho que no debe sorprender a nadie en una democracia—, pero lo que llama la atención es la forma en que las posiciones enfrentadas se atrincheran en sus argumentos llevando la negociación a una suma cero.Los transportistas arguyen que la instalación del tren eléctrico reducirá dramáticamente la demanda por el servicio dejando desempleados a muchos de sus compañeros, por otra parte, la HAM está decidida por continuar el proyecto del tren sin plantear una alternativa para la reducción de pasajeros en el transporte “convencional”.
Intransigentemente los transportistas han optado por desacatar la restricción vehicular mientras que la Alcaldía ha decidido sólo contabilizar desde el palco cuántos transportistas se animan a obedecer a sus dirigentes y cuántos no. Así como se ven las cosas, la HAM está buscando ganar el todo de esta situación aprovechando la debilidad de los transportistas quienes tienen un argumento válido respecto del nuevo proyecto.Estimado lector, no creo que se tenga que esperar hasta el momento en que el tren esté construido y no se haya llegado a un acuerdo con este sector tan importante de nuestra sociedad.
Las cambios van acompañados de compromisos y éstos sólo se logran cuando todos ganamos o cuando somos afectados de la menor manera posible. ¿Parece difícil no? Intentemos.Tenemos, por un lado, a los ciudadanos paceños que quieren desplazarse por la ciudad rápidamente en un tren moderno y seguro; por otra parte, están los gestores municipales que buscan realizar un proyecto estrella con el fin de despertar simpatías entre sus electores y, por último, se encuentran los transportistas del servicio convencional temerosos de no tener más pasajeros.
Una alternativa entonces podría ser tratar de incrementar la demanda del servicio de transporte público consiguiendo pasajeros para el transporte convencional y para el tren eléctrico. Esto puede hacerse ampliando la zona de restricción vehicular para particulares y/o aumentando las terminaciones de placas que estarán prohibidas de ingresar en determinados lugares del centro de la ciudad. De esta manera se logrará desincentivar el uso de vehículos privados y se incrementará el uso del transporte público en general (además de hacerle un poco menos de daño a nuestro afectado medio ambiente).
Pasajeros no faltarán para los transportistas convencionales y el tren eléctrico será un verdadero medio de transporte masivo para alegría de los ciudadanos y Alcaldía.Seguro que muchos conductores de automóviles particulares estarán molestos por tener que transportarse como la mayoría de los mortales, pero considero que aproximaciones como ésta y otras mucho más creativas permitirán que los asuntos públicos sean resueltos sin pensar que las posiciones propias son absolutas e incuestionables.
* La autora es Magíster en Gobernabilidad y Gestión Pública
Mariana Prado Noya*
www.laprensa.com.bo
El transporte público permite que todos aquellos que no tienen la ventaja (y también el gran dolor de cabeza) de tener coche propio realicen sus diversas actividades y dinamicen la vida de nuestra compleja urbe. No es de extrañarse entonces que cualquier situación relacionada a este servicio llame la atención de la ciudadanía, desde las discusiones respecto del “quinto pasajero” hasta la fijación de tarifas. Ahora, la manzana de la discordia entre la Alcaldía de La Paz y los transportistas es el tren eléctrico que unirá la zona central con el sur de la ciudad.
El encarar proyectos de esta magnitud siempre genera controversia —hecho que no debe sorprender a nadie en una democracia—, pero lo que llama la atención es la forma en que las posiciones enfrentadas se atrincheran en sus argumentos llevando la negociación a una suma cero.Los transportistas arguyen que la instalación del tren eléctrico reducirá dramáticamente la demanda por el servicio dejando desempleados a muchos de sus compañeros, por otra parte, la HAM está decidida por continuar el proyecto del tren sin plantear una alternativa para la reducción de pasajeros en el transporte “convencional”.
Intransigentemente los transportistas han optado por desacatar la restricción vehicular mientras que la Alcaldía ha decidido sólo contabilizar desde el palco cuántos transportistas se animan a obedecer a sus dirigentes y cuántos no. Así como se ven las cosas, la HAM está buscando ganar el todo de esta situación aprovechando la debilidad de los transportistas quienes tienen un argumento válido respecto del nuevo proyecto.Estimado lector, no creo que se tenga que esperar hasta el momento en que el tren esté construido y no se haya llegado a un acuerdo con este sector tan importante de nuestra sociedad.
Las cambios van acompañados de compromisos y éstos sólo se logran cuando todos ganamos o cuando somos afectados de la menor manera posible. ¿Parece difícil no? Intentemos.Tenemos, por un lado, a los ciudadanos paceños que quieren desplazarse por la ciudad rápidamente en un tren moderno y seguro; por otra parte, están los gestores municipales que buscan realizar un proyecto estrella con el fin de despertar simpatías entre sus electores y, por último, se encuentran los transportistas del servicio convencional temerosos de no tener más pasajeros.
Una alternativa entonces podría ser tratar de incrementar la demanda del servicio de transporte público consiguiendo pasajeros para el transporte convencional y para el tren eléctrico. Esto puede hacerse ampliando la zona de restricción vehicular para particulares y/o aumentando las terminaciones de placas que estarán prohibidas de ingresar en determinados lugares del centro de la ciudad. De esta manera se logrará desincentivar el uso de vehículos privados y se incrementará el uso del transporte público en general (además de hacerle un poco menos de daño a nuestro afectado medio ambiente).
Pasajeros no faltarán para los transportistas convencionales y el tren eléctrico será un verdadero medio de transporte masivo para alegría de los ciudadanos y Alcaldía.Seguro que muchos conductores de automóviles particulares estarán molestos por tener que transportarse como la mayoría de los mortales, pero considero que aproximaciones como ésta y otras mucho más creativas permitirán que los asuntos públicos sean resueltos sin pensar que las posiciones propias son absolutas e incuestionables.
* La autora es Magíster en Gobernabilidad y Gestión Pública
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