Opinión

El show ¿debe continuar?...

Juan Carlos Salinas

Falleció Beimar Mamani. ¿Era otro su destino? ¿Luego del aberrante ataque de un patovica de Fantástico Bailable?. Falleció Beimar Mamani... y distintas voces se alzaron contra esta evitable fatalidad. Hasta el ministro del Interior Aníbal Fernández calificó de "bestias" a los agresores de Mamani, y sentenció que en Argentina "no hay lugar para la xenofobia y la discriminación" y aseguró que el gobierno argentino "no tiene pactos de impunidad con nadie". Y que este caso se investigará con la misma seriedad que del policía muerto Jorge Sayago en Santa Cruz o el del Ariel Malvino muerto en el Brasil.

Es de suponer, por esta vez, que la portación de apellido no será algo negativo y que la condición de migrante pobre no atentará en la investigación y solución de este asesinato. Ahora bien, este asesinato repudiable desde cualquier punto de vista, tiene más de una arista.

No es la primera vez que un joven es atacado en un boliche o en una bailanta. Los casos más recientes fueron en Chicharrón donde un adolescente por los golpes recibidos de un patovica tuvo que ser internado, o en América donde dos muchachos sufrieron el mal humor del personal de seguridad. Estos algunos ejemplos que salieron a la luz pública, es seguro que muchos otros permanecen en el anonimato.

Por otra parte se debe aclarar que la violencia de los patovicas muchas veces no tuvo en cuenta el color de piel o la nacionalidad. Es violencia pura contra seres humanos y eso es lo más grave. Pero la realidad es más compleja.

En estos lugares donde se vende diversión la formula para generar violencia se potencia. Bebidas alcohólicas en exceso, gases o humo en abundancia para despertar la necesidad de beber y gran cantidad de jóvenes que al menor roce en muchos casos estallan. Todo un síntoma de nuestros tiempos.

Y sin embargo, los dueños de estos centros de la diversión parecen no comprender que ya no se puede seguir ofreciendo este tipo de condimentos para vender sus productos y no logran aún cambiar sus estrategias de venta. A pesar de que el precio por ganar más y más sea la vida de las personas.

Para el colmo en muchos casos el personal destinado para la seguridad no es el más idóneo y pocas veces reciben una adecuada formación profesional que los capacite para actuar en momentos extremos. La norma parece ser que el personal en cuestión debería ser enorme, de mano pesada y de escaso criterio. Y que ante cualquier inconveniente sea
veloz con los puños o la cachiporra.

El asesinato de Beimar Mamani es el resultado de esta lógica. Atacar por las dudas y luego recién preguntar. Es de esperar que este caso no solamente sirva para engordar la lista de los maltratados o asesinados por los deberían velar por la seguridad. Es de esperar que luego del duelo de la familia Mamani o de la clausura de Fantástico Bailable el show no continúe como si nada hubiera pasado.